En su más reciente publicación RESEÑAS,
donde Ángel Velazquez nos regala un amplio abanico de reseñas en forma
de viñetas o ensayos cortos, aparece esta reseña sobre Epitafio para un Sueño.
En un capítulo de mi libro Totalitarismo
en Cuba escribí que la gente en Cuba anda caminando dormida: parecen estar
viviendo, pero en un sueño metafísicamente real. Los ojos están abiertos pero
una corriente de ensueño interior no les permite abordar la realidad tal y como
es. Cuando más, se producen reacciones, molestia. El mecanismo de la ensoñación
manipula la conciencia del cubano, sujeta a las exteriorizaciones de la
propaganda ideológica, lo cual constituye un epifenómeno imposible para la
investigación social y cultural, así para la literatura. Leyendo la edición
CAAW sobre la novela Epitafio para un sueño de Carlos Alberto, no puedo pasar
por alto y señalar que se trata de una narrativa juiciosa, elegante y
penetrante: la vida siempre depara cosas esenciales al ser humano. Tomado al
azar un diálogo de la novela, permite dar testimonio del ensueño de la
“realidad de lo real”. La conciencia no está despierta…
“—Pepe, eso no es perdonar, estás
equivocado. Perdonarla es verla por dentro. Es ver su esencia pura y no guiarte
solo por sus actos, y, mucho menos, cuando no sabes las causas que los
condicionan”.
El ensueño del condicionamiento
constituye el ellan vital, el pecado original de Epitafio y médula espinal del
impulso narrativo de la novela. Una historia en donde el personaje principal,
Pepe el Salao, narra con lujo de detalles desde una perspectiva crítica, la
formación y evolución del castrismo en Cuba hasta nuestros días. Con pluma ágil
y clara, el autor desmenuza cuantas mentiras, primero los barbudos, luego los
castristas, se apoderaron de la nación cubana y la sometieron a los designios
macabros de la dictadura comunista.
La novela es un hábil testimonio que
reflexiona sobre los mecanismos dictatoriales y comunistas, la manera de como
desterraron de Cuba el derecho a la expresión pública, estableciendo la censura
ideológica en todas las esferas de la vida cubana. Escrita retrospectivamente,
haciendo uso de la memoria y la experiencia individual, Pepe se expresa de esta
manera:
“Estoy viviendo en un mundo de mentiras.
Mentiras que subyugan el pensar. Mentiras que desgarran el sentir. Mentiras que
niegan libertades. Esas diabólicas mentiras inventadas en su mundo de fantasía,
de sueños de poder, de tácticas con mañas. Camino solo hacia el acantilado.
Allí están todos mis recuerdos (…) Ahí está también mi entrega, mis tiempos,
esos que me quitó en estado catatónico (…) Llego al acantilado. Miro todo lo
que desperdicié de mi vida. Es momento de decir adiós”.
La trama de la novela juega con los
tiempos entronizados de acuerdo a las sucesivas formas de reprobación y
represión de parte de la dictadura, lo cual finalmente motiva la salida del
país. En pleno Periodo Especial, Pepe dice: “De enfilar el rumbo hacia una
nueva vida. De olvidar por siempre esta pesadilla. Hoy es 13 de agosto de 1994.
Me subo al barco y emprendo rumbo hacia otras tierras del mundo. Adiós Cuba. Me
despido de ti y no regreso hasta que no seas completamente libre, y por si
muero, te dejo mi Epitafio”.
Como casi todo un historiador de las
mentalidades, el autor extrae de la historia transcurrida el lenguaje necesario
para expresar, en la estructura narrativa de la novela, todo tipo de
caracterización intrínseca al régimen totalitario: la falta de libertad, la
angustia y la desesperanza en el porvenir.
Estas realidades no prueban la
existencia de una conciencia lúcida ante los mecanismos del ensueño de la
dominación, pero abren posibilidades infinitas a la huida frente la opresión.
“Pepe recorrió su vista por todos los
rincones del patio de la prisión. Nada hermoso meritaba detener sus ojos para
calmarse. Empezó a caminar y Ana María lo siguió. En su camino encontró un
pedazo de periódico, nunca había visto un periódico que no fuera de Cuba, así
que lo tomó y leyó con mucha atención, un recuadro que contenía una frase de
Sigmund Freud: “Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse
el idiota y la otra serlo”.
Psicológicamente, Pepe había caído en la
cuenta…
NO LO PIENSE MÁS, SEA USTED UNO MÁS DE LOS TANTOS QUE HA LEÍDO ESTA HISTORIA. ORDENE AQUÍ
NO LO PIENSE MÁS, SEA USTED UNO MÁS DE LOS TANTOS QUE HA LEÍDO ESTA HISTORIA. ORDENE AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario