martes, 29 de agosto de 2017

Epitafio para una Historia no profetizada.

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¿Puede una fecha, 25 de noviembre de 2016, cambiar la vida de muchas personas no solo en Cuba, también en los Estados Unidos y el resto del mundo?, ¿o es solo un pretexto del autor para entretejer una historia que no por lejana aún hinca sobremanera la piel del cubano? Entre estos niveles de realidad discurre la novela Epitafio para un sueño, de Carlos Alberto, publicada por la Editorial CAAW Ediciones, Miami, EEUU, 2017. Novela que ofrece, a través de Juan José Vega, Pepe, su esposa y un grupo de amigos que interactúan en las distintas historias que conforman la trama, y con un alto lenguaje reflexivo, la parte más descarnada de la vida de los cubanos desde los primeros días de enero de 1959, pasando por los oscuros años 90 —Período Especial—, hasta la actualidad.
«Estoy viviendo en un mundo de mentiras. Mentiras que subyugan el pensar. Mentiras que desgarran el sentir. Mentiras que niegan libertades. Esas diabólicas mentiras inventadas en su mundo de fantasía, de sueños de poder, de tácticas con mañas. Camino solo hacia el acantilado. Allí están todos mis recuerdos (…) Ahí está también mi entrega, mis tiempos, esos que me quitó en estado catatónico (…) Llego al acantilado. Miro todo lo que desperdicié de mi vida. Es momento de decir adiós. De enfilar el rumbo hacia una nueva vida. De olvidar por siempre esta pesadilla. Hoy es 13 de agosto de 1994. Me subo al barco y emprendo rumbo hacia otras tierras del mundo. Adiós Cuba. Me despido de ti y no regreso hasta que no seas completamente libre, y por si muero, te dejo mi Epitafio».
Personas comunes que cuestionan el presente a partir del dramático cuestionamiento de su pasado; la «pérdida» de la inocencia, la mutilación de un sueño, la expropiación de cuánto le dijeron le pertenecía, la inevitable persecución por una sexualidad no manifestada o por la simple elección de pensar distinto y escuchar otra música allende los mares; personas que intentan sobrevivir en paz, según los preceptos dictaminados por Dios, pero en un ambiente para ellos de hostilidad y desamparo.
«Fidel, pese a las advertencias de los expertos, se empeñó en hacer una zafra de diez millones de toneladas de azúcar. ¿Y qué pasó? ¡Ni cojones, Pepe! Terminó arruinando al país más de lo que estaba en los años 70, y me voy más atrás, desde el 59 está al frente de un gobierno que lo único que ha logrado es convertir en un desastre las producciones ganaderas, de café, de cacao, y ha desaparecido de la mesa de los cubanos la carne de res, el pescado, la langosta y los camarones, y hasta vegetales que se pueden sembrar en cualquier lugar y en cualquier época. Fidel nos impuso un sistema económico que, según él mismo declaró a un periodista norteamericano, jamás ha funcionado. ¿Crees que esto sea justo para un pueblo?».
Aquí, el pasado nos acecha tanto como el presente; sigue siendo el leitmotiv para lograr entretejer toda una trama que un día nos acompañó y hoy, inobjetablemente, nos sigue acompañando, solo que amparado por un discurso que constantemente llama al exterminio, a otra persecución que nada se diferencia a la ocurrida en la década del 70 bajo las riendas del tristemente célebre Luis Pavón.
En Epitafio para un sueño, Carlos se plantea una historia, no importa cuán lejana pueda estar, y la desarrolla con los elementos propios de su oficio: el lenguaje. Cada historia, para él, no es más que la restauración de aquellos sueños por los que siempre luchó y los recrea, con un discurso directo y alejado de sutilezas, de manera fascinante, sin tener en cuenta los peligros que estos puedan reflejar, lográndolo con destreza de estilo y eficacia técnica.
El que necesite una novela de búsqueda, no le recomiendo esta. El que necesite una novela reflexiva y de interrogaciones, es esta la perfecta. Pepe, su esposa y amigos no solo nos hacen reflexionar y nos interrogan, también nos dan las respuestas para no perdernos en el laberinto, para decirlo de algún modo, de sus desgarradoras historias y salir ileso de las heridas que aún no han cicatrizado.
«Pepe recorrió su vista por todos los rincones del patio de la prisión. Nada hermoso meritaba detener sus ojos para calmarse. Empezó a caminar y Ana María lo siguió. En su camino encontró un pedazo de periódico, nunca había visto un periódico que no fuera de Cuba, así que lo tomó y leyó con mucha atención, un recuadro que contenía una frase de Sigmund Freud: «Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo».
En ella, los protagonistas y los hechos que estos hacen, se preguntan y al mismo tiempo nos cuestiona, nos hace reflexionar sobre los valores que debe habitar al hombre, sobre el respeto al criterio ajeno y a la libre determinación que tiene cada cual en elegir su modo de vida y de pensamiento más factible a su entorno, y también, por qué no, el sistema o país donde quiera afianzar su espíritu de hombre constructor, sin imposiciones ni otro tipo de aberración, muy de moda por estos tiempos. Por eso, las distintas historias que estructuran esta novela, más que historias de vida, son narraciones que ilustran, por medio de la acumulación de experiencias, el mapa de un país y las distintas generaciones que dentro de él conviven. Son estas historias una reflexión desgarradora del existir.
«Era inadmisible olvidar y evitar comparaciones. Cada acto, cada acción y cada logro del presente, inevitablemente, lo llevaban al pasado, como si este le restregara en el rostro todo lo que había carecido y padecido en Cuba, pero, al mismo tiempo, era la recompensa por haber salido, como si todo lo malo hubiera valido la pena».
He aquí, amigos, un pasado que alude a un espacio que se sitúa más allá de nosotros como individuo, de los recuerdos que no solo aparecen, sino que cantan en sus páginas a través de sus personajes, hombres y mujeres comunes, alejados de todo misticismo y con la nostalgia de su idílico país sobre las espaldas.
Háganlo suyo, no más.
Luis Pérez de Castro.
Luis Pérez de Castro (Pinar del Río, Cuba, 1966) Historiador, abogado, poeta, narrador y crítico literario. Ha publicado en poesía los títulos Confesiones del Abad (Ed. Matanzas, 2005), Testimonio del Pagano (Ed. Unicornio, 2007), Ultimo e-mail inédito de Faulkner (Ed. Matanzas, 2009), y Como un manso animal (Ed. Capiro, 2012); en cuento Nostalgia del cíclope (Ed. Libre Idea, DF, México, 2004), Mientras arde en silencio mi voz (Ed. Capiro, 2006), Rapsodia del erudito (Ed. Capiro, 2007), Epístolas de un loco (Ed. Mecenas, 2007) y Hansel (Sed de Belleza Ed., 2015); y en crítica literaria Estos silencios. Estas palabras (Ed. Neo Club Ediciones, Miami, EE. UU, 2016). Igualmente, aparece en las antologías Neruda, 100 años (Australia, 2005), Nosside Caribe (Ed. Letras Cubanas, 2006), Noche Cálida en Santa Clara (Ed. Capiro, 2010), Faz de tierra conocida (Ed. Letras Cubanas, 2010), Los cuerpos del deseo (Ed. Neo Club Ediciones, Miami, EE. UU, 2012), Poetas siglo XXI (poetassigloveintiuno.blogsport.com, España, 2013) y Relatos Lorca IV (Ed. Hegoak.com, España, 2013); y trabajos suyos de poesía, narrativa y crítica aparecen en diferentes revistas nacionales e internacionales. Ha obtenido, entre otros, los premios Mercedes Matamoros, 2003; Poesía de Amor Varadero, 2004 y 2008; Batalla de mal Tiempo, 2004; Félix Pita Rodríguez, 2006; Farraluque, 2007 y Primer accésit certamen de relato breve LGTBI, Premios Lorca, España, 2013. Actualmente, vive en Cuba.

jueves, 24 de agosto de 2017

Y yo que creía que México debía ser como Cuba…

FERNANDO LOERA

Y yo que creía que México debía ser como Cuba… he estado engañado desde que tengo uso de razón, porque siempre escuché que Cuba era el modelo a seguir por todos los gobiernos de América Latina. Creo que el cuento de salud y educación gratis nos segó a todos.

Al leer «Epitafio paraun sueño» mi visión ha cambiado completamente. Sin pensarlo dos veces te digo que prefiero a un México corrupto que a esta despiadada dictadura que han vivido ustedes los cubanos. Claro también prefiero un México diferente, pero tengo que agradecerte este nuevo panorama que has abierto ante mis ojos porque si en mis manos estuviera el poder cambiar a mi país, jamás aceptaría a un gobierno que nos someta a este tipo de sistema Totalitarista.

A mis amigos mexicanos les recomiendo mucho leer esta historia. Para nosotros que nos pasamos la vida quejándonos de nuestros gobiernos debemos empezar a valorar más el país donde vivimos y cuidar que estas cosas no nos sucedan nunca.


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domingo, 20 de agosto de 2017

Un Epitafio desde Cuba... Opinión de un Anónimo.



Hemos recibido una crítica a Epitafio para un sueño desde las entrañas de la Isla de Cuba. El que la envía no quiso identificarse, tal vez para evitar represalias o simplemente porque no quiere que yo sepa de quien se trata. De cualquier manera cualquier crítica siempre será bien recibida, y quiero agradecerle infinitamente por ser uno más de quienes leyó la novela y por haberle dedicado tiempo tanto a leerla como a escribirme. Y como bien dice, son dos caras de un mismo conflicto. Esto sin duda enriquece mi obra.
Sinceramente… muchas gracias.



AQUÍ SE LAS DEJO:

Emitir un criterio sobre una novela es un asunto serio, casi solemne, máxime cuando ambos, el autor y quien opina, han compartido numerosas vivencias de las que se ven reflejadas en la novela, experiencias que tienen abundantes puntos de coincidencia aunque la percepción sobre las mismas no sea exactamente igual en ambos lados del ejercicio intelectual (escritura-lectura); la explicación podría encontrarse en la sobreinformación del que escribe o la desinformación del que está dentro, o en el hecho de que la ficción, en su rigor, no es precisamente historia, aun cuando clasifique de anecdótica, experiencia personal o autobiográfica y lo verdaderamente objetivo es que los resultados existenciales, para ambos, sí resultan idénticos. La narración en este caso pasa a ser controversial y no se puede calcular cuántos lectores se parcializarán a su favor o cuántos en su contra, por eso cuando se emite el criterio, se asume un reto y si quiere mantenerse una postura ética hay que ser imparcial, lo que nunca será sinónimo de ambivalente, para ello lectores y autor estarán obligados a mantener sus convicciones sin estridencias y terminarán disfrutando la novela desde su punto de vista personal.
 
Los extremos de un nudo gordiano suelen ser testarudos y hacia cualquier dirección que tiren, siempre aumentan la tensión, para aflojar la rigidez es obligatorio cortar la cuerda, porque de mantenerse hacen no solo creciente, sino infinito el conflicto; este es el caso, y solo me limitaré a dejar claro que la histeria colectiva es un crimen de lesa convivencia, desde cualquier perspectiva que se analice, ya sea desde los abominables actos de repudio en la Cuba de 1980 o desde los carnavales improvisados de la Florida a finales de 2016.

El hilo conductor de Epitafio para un Sueño, desde el punto de vista literario, está pensado con la exactitud de un mecanismo de relojería, un narrador omnisciente que se desplaza de un extremo a otro del intervalo temporal que constituyen 22 años y cinco meses en una distancia que (espero) se acorte cada día más porque las odiosas 90 millas (las mentales, no las espaciales) están condenadas a convertirse en un símbolo caduco de odio, intolerancia, separación y muerte; sea de quien sea la culpa.

Es una novela escrita para cubanos, incluso con las discretas pinceladas expresivas que ningún hispanohablante que no haya nacido en Cuba entendería como válidas, aunque quizá no está planeada para que sea leída por todos los nacidos en la isla, porque habrá quienes la lean bajo protesta, y esta es quizá la debilidad que se percibe en su propósito comercial; se apoya en un hecho concreto que literariamente es válido (ya en 1972 Frederick Forsyth empleó este recurso en El Expediente ODESSA ), pero que en el caso que nos ocupa resulta sobrevaluado porque la muerte de un adversario alegra solo cuando es producto de una acción intencional, o cuando ocurre en un combate donde el occiso es obligado a doblegar sus rodillas antes de morir, pero no constituye una victoria cuando es el desenlace de una vida que ha llegado a su fecha de vencimiento, no creo que el autor justifique la celebración de una derrota, pero sí pienso que maneja magistralmente el despecho y la impotencia contenida por los personajes, es muy ilustrativa la narración en este sentido.

Las tramas y las sub-tramas están comprensivamente diseñadas y beben de la fuente de la cotidianidad cubana aunque parezcan exageradas, esas maneras de comportarse de los personajes existieron, existen y existirán en la vida real hasta que el conflicto termine, probablemente ni el autor ni quien emite este criterio podamos asistir a ese momento de verdadera felicidad, pero quien opina sí lo vislumbra con la lógica que caracteriza a los seres humanos. 

En sentido general es interesante leer EPITAFIO PARA UN SUEÑO porque nos reconcilia con esa heridas que parecen no cicatrizar, angustias que evidenciadas o no, siempre generarán más angustia y aunque probablemente algún día quien opina transite por avatares tan terribles como los que sin duda han vivido esos personajes, en la novela y en la vida real, o quizá alguna vez ya los vivió, pero con total seguridad tratará de no caer en el pozo de la “revictimización”, porque la resultante siempre terminará en un epitafio para matar los sueños, incluso cuando este se empeñe en promocionar lo contrario, y la muerte siempre es horrible, aunque se maquille, porque el antifaz que se le ponga estará barnizado con hiel y aun cuando sea una muerte deseada generará un insomnio que no consigue ser mitigado, porque no se produjo como se esperaba.

martes, 15 de agosto de 2017

Nicolas Alvarez opina sobre Epitafio...



Del ingenio y el talento de este novel escritor Cienfueguero radicado en México ha salido a la luz su segunda novela.

"Epitafiopara un sueño" una maravillosa mezcla de ficción y realidad, donde la pasion, el odio, los deseos, las contradicciones y el amor conforman la vida de su protagonista...Pepe el Salao, un cubano que cree firmemente en que su "mala suerte" es parte de su vida misma, tan atada a él como su nombre.

Sus luchas por vivir en una sociedad en que los sueños, las oportunidades y el futuro se fueron de viaje hace varias décadas.

La historia de un hombre que trata de sobrevivir en un país, donde las ilusiones murieron y todo está en dependencia de la voluntad y las decisiones de un régimen que implantó a la fuerza sus criterios y deseos obligando a su pueblo a vivir sin libertades ni esperanzas.

Todo comienza con la muerte en noviembre del hombre que más que salvador, se convirtió en el verdugo de su gente, aquel que irónicamente prometió un "paraiso" burlándose de todos, para posteriormente ser el dueño absoluto de Cuba.

Ahí regresan los recuerdos, las vivencias, su pasado lleno de viscitudes y carencias, sus tragedias y las memorias de una etapa difícil, llena de angustias y sacrificios en la época de 1994, un periodo más que "especial" y que obligó a miles a escapar buscando otros horizontes.

"Epitafio para un sueño" la historia de Pepe el Salao, que bien puede ser la tuya, la mía o la de millones de cubanos que un día dejamos todo atrás escapando del infierno y buscando la libertad.

No pierdas la oportunidad de leerla, búscala y cómprala, y con tu cooperación ayuda a promover la obra de este talentoso escritor coterráneo nuestro...Carlos Alberto Dueñas, a quien felicitamos y le deseamos muchos éxitos.

Nicolas Alvarez

9 de Agosto del 2017

lunes, 14 de agosto de 2017

María Opina... Estoy felizmente emocionada

María, es una cubana de 87 años que actualmente radica en los Estados Unidos. A ella, su hijo le compró la novela de Epitafio para un Sueño y nunca imagino que se encontraría a un tal Jacinto como personaje.

María Aleman-Ramos


Al llegar a ese punto de la historia María exclamó: «Empecé a leerlo y fue tal mi sorpresa cuando de repente estaba leyendo parte de la historia de mi hijo y su amigo Rey Ibarguengoitia cuando fueron víctimas de un acto de repudio en la planta de Fertilizantes de Cienfuegos». 

María, la mamá de Jacobo Ramos con lágrimas en los ojos le dijo a su hijo. «Estoy felizmente emocionada, porque a pesar de haber pasado un mal momento, hoy tú, mi hijo, hace muchos años que gozas de la libertad que todo ser humano merece».

Es duro para una madre ver como su hijo fue asediado por la policía política del régimen y darse cuenta que no tiene cabida en el lugar que lo vio nacer ni vivir con las personas a quienes amaba. «La salida fue la única alternativa para sentirme tranquila que no le pasaría nada ni caería preso. Cuando supe que ya había llegado a los Estados Unidos, fue que pude estar quieta». 

Rey Ibarguengoitia Opina...


Esta novela «Epitafio para un sueño» es un pedacito de la historia de todos y cada uno de nosotros y la representación del triunfo ante la adversidad impuesta a nuestra generación y las que nos siguieron, por la arbitrariedad, la avaricia y la prepotencia del régimen de los hermanos Castro.


Es una historia particular que narra una historia colectiva y nos hace resurgir desde nuestras propias cenizas. Epitafio para un sueño es el epitafio que todos les dejamos al tirano el día que decidimos buscar la libertad. Hoy debe estarse revolcando en sus cenizas… porque solo eso es; Cenizas. Comprenla... no se arrepentirán. 

Denis Fortun Opina...

Denis Fortun


Una escueta noticia que reseña la muerte de un hombre que ha regido el destino de un país a su antojo, le sirve a otro como resorte para que en su memoria se desencadenen un sinnúmero de hechos dolorosos que soportó dentro en una isla de peces y de más hombres en constante encierro. Una novela, la de Carlos, que nos cuenta la vida de un exiliado mientras habitó al arrimo de un sórdido proyecto social, en un país de tiempo y naturaleza falsa, repleto de dobleces, que los «historiadores oficiales» se han empeñado en esconder durante más de medio siglo, intentando transferir al futuro el canto de una epopeya revolucionaria inexistente, que ha devenido en un hurto, usurpación, pillaje.

Epitafio para un sueño es la nítida radiografía de la descalcificada osamenta de una nación enferma, que apenas puede mantenerse en pie, en la que a sus hijos les han reducido la probidad de una vida elemental a un epigrama punzante; donde los que decidimos no formar parte del rebaño, tuvimos que desbandarnos por el mundo para alcanzar la realización más elemental del ser humano, esa que sólo se encuentra en libertad.

Sentí que caminaba por las calles de mi Ciudad.

Me escribe una amiga de la infancia, del barrio, de la escuela. Su nombre es...

Ileana Portela
«Leer Epitafio para un Sueño fue como subirme en una máquina del tiempo y viajar a un pasado que formó parte de mi adolescencia y que de alguna manera me vi reflejada en esta, tu novela.

Caminar por las calles de mi ciudad natal, recrear los espacios que disfruté en mi adolescencia y sentir hasta los aromas que me venían a la memoria de cada uno de esos lugares donde me llevaba la historia, fue gracias a Carlos Alberto, a quien a partir de ahora le llamaré Pepe. Sí Pepe, aunque hoy no tenga nada de «salao».

Gracias por hacer que esta historia llegara a mis manos y gracias por llevarme de la mano entre tus letras. Solo me queda recomendarla e invitar a mis amigos que disfruten como yo lo disfruté y aunque nuestros sueños de ver a una Cuba libre y democrática aún no llegan, quisiera de todo corazón que de ese sueño, no tengas que escribir otro Epitafio»


Sinopsis de Epitafio para un Sueño



22 años después de salirse de Cuba en una lancha, Pepe el Salao escucha en las noticias televisivas un hecho que esperó por años: «Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy, 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche falleció el Comandante en Jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz». La nueva lo transporta, inevitablemente, a su pasado en Cuba, especialmente a aquellos acontecimientos que lo obligaron a tomar la decisión de decir adiós definitivo a su patria para buscar tierras de libertad. Corría el año 1994 y marchaba un día normal, como otro cualquiera, en la vida de Pepe el Salao, quien era un hombre común que creía que su mala suerte era consecuencia de un padecimiento crónico o una especie de castigo divino que le habían dado al nacer. Realmente, Pepe no podía explicarse por qué todo lo malo siempre le ocurría a él: su padre se suicida lanzándose al vacío desde el quinto piso del hospital general de la ciudad, su esposa lo abandona por un chulo y decide ser jinetera buscando mejor vida, y el día que Pepe decide romper un celibato de casi dos años -donde solo estuvo acompañado por el alcohol y su forzada soledad- acostándose con una turista mexicana que conoce casualmente, la policía política de la isla comienza a acosarlo y es hasta despedido de su trabajo. Todos estos hechos, sumados a las carencias materiales de un duro Periodo Especial y la polémica situación político-social de la isla, arrinconan a Pepe en la desesperación obligándolo a elegir entre el orgullo y sus principios dentro de Cuba, o la libertad fuera de la isla. Epitafio para un sueño es una novela histórica inquietante que a través de la vida de Pepe el Salao narra una época y circunstancias que marcaron fuertemente la historia cubana. Con lenguaje coloquial y fuerte carácter testimonial, entre la realidad y la ficción se mueven los personajes de esta novela mientras van mostrando la situación real de un país que por momentos asemeja una gran prisión para sus habitantes, y fundamentalmente, para Pepe y sus amigos. Una trama repleta de amor, traición, odio, corrupción, misterio y, sobre todo, la lucha constante para sobrevivir dentro de un país que se desmorona. Epitafio para un sueño es, también, una cruda denuncia social y política de un régimen que desde enero de 1959 hace y deshace a su antojo en Cuba, un país donde nadie importa más que esa fauna de dirigentes comunistas que oprimen al pueblo y que trabajan para un régimen que, aunque ha pasado su fecha de caducidad, aún se mantiene en el poder. 

Carlos Alberto Dueñas Aguado regresa con esta, su segunda novela, con una pluma fuerte y crítica, aguda y sin tapujos, que muestra la destreza de un novel autor que puede transitar desde la novela erótica hasta la novela histórica con el talento del buen escritor.


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Hablemos un poco de Epitafio para un Sueño.



Cuando sales de Cuba y empiezas a conocer el capitalismo no puedes evitar las comparaciones entre el pasado y el presente. ¿Qué hacía en Cuba? ¿Qué tenía? ¿Cuánto ganaba? contra el ¿Qué hago ahora en México? ¿Qué tengo? ¿Cuánto gano solo por estudiar? La cabeza gira y los recuerdos salen todos a flor de piel. Si mal no recuerdo a finales del 96 ya tenía escrita como 200 páginas de anécdotas y recuerdos. Todos tenían algo en común: «Todas las historias que había escrito estaban llenas de tristeza». Fue una especie de catarsis ante tanta frustración e impotencia. Todo lo que nos fue negado gritar a viva voz, tomaba vida y conciencia. Todas aquellas «micro-conspiraciones» entre amigos y compañeros de trabajo empezaron a tomar forma.

En el año 97 me mandan a buscar de Cuba porque había surgido una ley que no podías estar más de dos años fuera y llegó el momento de hacer pública una decisión que había tomado desde la primera semana de estar en suelo mexicano. Mientras se pudiera gozar del privilegio de poder ir a Cuba a ver a mis hijas y a mis padres, había que mantener en silencio la decisión de quedarme. Y fue precisamente el silencio, mi mejor respuesta al que entonces era el decano de la facultad de ingeniería de la universidad de Cienfuegos.

Era evidente que no iba a matar mis sueños de ser libre cometiendo el error de regresarme y vivir en tanta falsa. Ahí surgió la idea del nombre de «Epitafio para un sueño». Después de haber vivido la muerte de tantos sueños, no podía dejar morir el que tenía en mis manos ni dejar morir todo lo que tenía escrito; Había entonces que escribir el epitafio de todos los sueños que nos habían truncado.

Para el año 2000 empecé a tomar mis primeros cursos de escritura creativa, después uno de novela y después otro de cuentos. Ya podía dar forma a todo lo escrito. Busqué un hilo conductor y nacieron «Pepe el Salao» y «Epitafio para un sueño».

Muchos me preguntan si Epitafio para un sueño es un material autobiográfico. Mi respuesta siempre es un NO, aunque en realidad tiene muchas cosas que son parte de mi vida.

El año 1994 fue un año muy duro en mi vida. Ocurrió la muerte de mi padre (o mejor dicho el suicidio de mi padre) y unos meses después viví un divorcio que me pegó muy duro. Y creo que fue el punto de partida para elaborar la trama de esta historia y así describo a «Pepe el Salao». Un personaje que además de vivir su propio infierno tiene que sobrevivir al infierno que vivíamos en la Isla. Un ciudadano de a pie que se levanta cada mañana enfrentando el gran dilema de sobrevivir a cada día. Pepe pasa hambre, no tiene ropa que ponerse, no tiene jabón para bañarse ni pasta de diente para lavar su dentadura, no tiene café, y para colmo no tiene energía eléctrica porque en esa época el gobierno quitaba la luz hasta por 18 horas justificando que por culpa del embargo americano teníamos que vivir en lo que ellos llamaron «Periodo especial en tiempo de paz». Así vivía Pepe y el 95% de la población cubana. Y obviamente así vivía yo.

Y es en ese contexto que Pepe me representa, además que también tiene mi forma de pensar, de hablar y de comportarse ante la vida. Pero en Pepe están representados muchos cubanos. Esos cubanos que aman la libertad, que se cansaron de ser esclavos en su propia tierra, que se rebelaron ante tanta opresión y buscaron la única forma posible de hacer algo por sí mismo: Salirse de Cuba a como dé lugar.

Existe un segundo personaje que también me representa y justamente lleva mi nombre. Carlos, es mi otro yo. El que sale a estudiar y decide no regresarse. Es el que escribe la historia, es el que se enfrentó a todos los demonios que nacen cuando decides convertirte en un exiliado, en traidor a la patria, en una escoria, por el simple hecho de decidir donde es mejor para él su vida. Carlos es el que sufre las venganzas de un sistema que no solo te obliga a separarte de la familia, sino que además te impone y te castiga con leyes migratorias que solo están hechas para joder al cubano y arrancarlo de lo más valioso que existe para una ser humano; su familia. Y así se cumple el objetivo de todo sistema dictatorial: divide y vencerás. Hecha a pelearlos entre ellos, divide a las familias y niega la posibilidad a una hija de comunicarse con su padre, porque es un traidor.

Los demás personajes representan a todos mis amigos que tuvieron que salir en busca de la libertad y del sueño americano. Los que arriesgaron sus vidas en una lancha o en una balsa.  Los que sufrieron la opresión, la discriminación por sus preferencias sexuales, por sus preferencias religiosas o por el simple hecho de no pensar como quería el sistema que uno pensara.

Sobre el personaje Antagónico: Ana Bárbara.

Ana Bárbara es un personaje en el que se funden muchas historias. Tuve una vecina a la que vi crecer criada en el seno de una familia humilde y de una moral muy conservadora. Un día, cuando esa niña cumplió sus 18 años, sobre esa familia se nubló el cielo. Creo que cuando cuento el sufrimiento de Pepe porque su mujer lo dejó, cuento el sufrimiento de ese padre cuando se enteró que esa niña a la que vimos crecer se había metido a Jinetera.

Ves cómo viven el duelo y ves además como ese duelo se va convirtiendo en aceptación y más tarde en una complicidad. Ves cómo evoluciona el pensamiento y la niña que era criticada y juzgada ahora se convierte en el sostén de la familia. Al final te das cuenta que en esa época en Cuba (mucho menos hoy)  ni con principios ni con moral podías ir a comprar un kilo de carne al mercado. Hacía falta «el fula» y tenías que tener un medio para conseguirlo. Es triste ver como se prostituye una hija, pero también tienes que sobrevivir.

En Ana Bárbara también se representa a muchas amigas que por el día jugaban el papel de la estudiante abnegada que cumplía con todas las tareas de la escuela y por las noches se vestían de putas para buscarse unos pesos. En ese tiempo cobraban 40 dólares por unas horas. Esos 40 dólares no los ganaba yo en un año, sumando el salario de cada mes.

Sobre los demás personajes

Todos son amigos entrañables desde la niñez y la adolescencia. Esa juventud que marcó nuestras vidas.

A muchos lo vi irse en el 80, cuando los sucesos del Mariel. A muchos los vi salirse en una balsa después del «Maleconazo» en 1994. A muchos nunca más los vi pero siguen en mi memoria.

La historia de algunos de ellos está plasmada en Epitafio para un sueño.

Y por fin llegó el día.

Solo me hacía falta un acontecimiento para publicar Epitafio para un sueño y ese fue «La muerte de Fidel Castro». Creo que para todos los que nacimos con la revolución y para todo el exilio en general, hay un sueño latente y es el de poder ver antes de morirnos a una Cuba libre y democrática. Pero desgraciadamente no ha pasado y por lo que veo, todavía el pueblo cubano no quiere dejar de ser un pueblo esclavo. Entonces la muerte del tirano me dio ese hecho para que los personajes de Epitafio pudieran tener un motivo para cerrar esas heridas que en muchos seguían abiertas. Ese acontecimiento me ayudó a redondear la historia y me dio ese motivo de celebración que el cubano anhela.

¿Por qué deben leer Epitafio para un Sueño?

Esta historia no está escrita solamente para el exilio cubano. Desde que llegué a México hace 22 años siempre me ha dado mucha curiosidad el amor que se siente por la revolución cubana y sus líderes. Es evidente que ese amor es producto de una historia mal conocida. En México y en el mundo solo se conoce la historia que el sistema siempre contó a su manera.

En la novela hay justamente una mexicana que se mete a esa parte de la realidad que el gobierno nunca muestra al exterior. El día a día de un cubano. La convivencia entre cubanos. La parte mala de una estructura social diabólicamente creada por la maquinaria del gobierno. Y eso es lo que se encuentra Andrea en esta historia. No a un cubano que tiene miedo a decir la verdad y le cuenta a un turista verdades a medias. No a un cubano moldeado bajo los efectos de una triple moral, ese que habla de una forma, piensa de otra y actúa de manera muy distinta a como habla y como piensa. No se muestra a una Cuba de fantasía donde se representa al cubano como un eterno defensor de su gobierno. A eso me niego rotundamente al contar esta historia.

Esta es una historia que pretende mostrar la realidad de estos casi 60 años de dictadura desde la óptica realista de sus protagonistas para que el mundo conozca de una vez y por todas que el sistema socialista se ha basado en el engaño desde su surgimiento y que dejen de pensar que el socialismo es la solución a los problemas actuales que vive el mundo. Sé que es una idea muy ambiciosa y además difícil, pero si con esta novela contribuyo en algo a desvirtuar esa imagen, ya me doy por servido.

Esta es una historia que pretende mostrar la verdadera cara de la revolución cubana, de sus líderes y de sus fabricados mártires y que la juventud del mundo deje de idolatrar a la imagen de un Ché Guevara que fue en vida un despiadado asesino a quien no le temblaba el pulso para dar un tiro de gracia a un cadáver ya fusilado. Se necesita mucha cobardía para rematar a un muerto.

Y es triste ver como esa historia cubana se repite hoy en Venezuela y como en México se corre el riesgo de que el próximo año pueda ganar la presidencia un Andrés Manuel López Obrador, que por más que quiera representar lo contrario, está formado en esas ideas de la izquierda que solo pretende llegar al poder para implantar una dictadura proletaria. Esas dictaduras donde el que menos se beneficia es el proletariado y no tengo que explicar el por qué. Remitirse a 60 años de dictadura stalinista y leninista en las ya extintas repúblicas socialistas soviéticas, a casi 60 años de dictadura castrista en Cuba y más de una década de chavismo en Venezuela es más que suficiente.

Epitafio para un sueño es justamente esa enseñanza: Si caminamos por la senda socialista, estamos condenados a escribir cada día el epitafio de un sueño truncado. Por eso creo que es necesario leer esta novela.

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